LA VIDA DEL MAESTRO
Como discípulos sabemos que un
día llegaremos a ser maestros y para
algunos es una meta y un galardón sagrado, es por eso que tenemos que tomar
conciencia. El camino del maestro es un camino de servicio, un servicio
incondicional. Para un maestro, sus discípulos son un tesoro incalculable, pues
en ellos ve depositada la esencia y el desarrollo de la humanidad y se ve a sí
mismo en el deseo ardiente de ellos de conocer la verdad y encontrase con Dios
y no solo encontrarlo sino realizar, que cada uno de ustedes llegará al momento
en que tendrán que realizar al dios que llevan dentro. Nadie, –escúchenlo
claro- nadie escapara de esto, pues aunque el hombre se juzgue de ignorancia y
vicios, anhelará volver a la luz y tendrá que realizarlo. Un maestro sabe esto y busca la mejor forma para que sus
discípulos puedan avanzar más rápidamente y no se golpeen tanto en el camino,
más los que desechen la enseñanza sufrirán por su propia causa, así que tomemos
la responsabilidad de guiar nuestras vidas para alguien que ha caminado la ruta
hacia el divino y lo ha encontrado y con esa luz puede iluminar el camino de
sus discípulos a los cuales quiere llevar junto al todo poderoso para que
realicen su misión como humanos que se convierten en seres divinos. Es por eso
que ser maestro es un apostolado pues es seguir al maestro de maestros, nuestro
señor Jesucristo, quien es mucho más de lo que está escrito en los libros, pues
su amor, conocimiento, poder, superan lo inimaginable.
Nosotros conocimos su parte
humana, pero desconocemos su parte divina que sobrepasa en todo lo que
pudiéramos pensar de él. Cuando miremos las estrellas y veamos este firmamento
plagado de millones de galaxias, veremos la obra de sus manos y recién
comprenderemos un poquito de su grandeza.
Gracias
Que nuestro señor Jesucristo este
con todos ustedes. Namaste
24 de Agosto del 2013